“Familia, Artesanos de una Sociedad en Desarrollo: Una perspectiva histórica”

Charla presentada en la Asamblea Mundial de la CIMC

 

Francis J. Sicius, PhD

Profesor de Historia en la Universidad de St. Thomas

 

Primero quiero agradecer a Wayne y Sue Hamilton por invitarme a la presente Asamblea Mundial de la CIMFC.

Unos años atrás dedique tiempo para estudiar sobre el Movimiento de los Trabajadores Católicos de Chicago, y los nombres de Crowley, P. Hillenbrand, Ed Marciniak, John Cogley y otros relacionados con el origen de los MFC llegaban a mi mente durante esa investigación. En la época de los ´30 a los ´50, Chicago era la cuna de la acción católica entre los laicos y no es de extrañar que los Movimientos Familiares Cristianos puedan tener sus raíces a partir de entonces.

Y es muy adecuado que para este año hallan escogido el tema de “Familia, Artesanos de una Sociedad en Desarrollo” porque si buscamos las raíces de la historia de la familia en el pasado descubriremos que la Iglesia medieval en su esfuerzo por redimir un mundo convulsionado estableció a la familia como piedra fundamental de una sociedad cristiana y desde ese tiempo nos da el concepto de familia nuclear que perdura en estos días.

 

FAMILIAS EN LA EDAD MEDIA

Y es aquí donde queremos iniciar esta charla. Me gustaría llevarlos a la Edad Media, que como hoy, era un período de incertidumbre y de un desarrollo social desordenado. Alrededor del Siglo IX, la desarrollada sociedad europea trataba de unir las tradiciones de Roma, propagadas por la Iglesia Romana, con las tradiciones de los señores feudales germánicos que conquistaban y consolidaban las sobras del caído imperio. En esta nueva sociedad la Iglesia se mantenía íntegra. La Iglesia por medio de sus obispos y sacerdotes eran necesarios para los señores germanos en su afán de consolidar su poder. Eran los sacerdotes locales los que mantenían los datos de los nacimientos, muertes y los títulos de propiedad, y eran ellos los que tenían la lealtad del pueblo, y en muchos casos eran los únicos representantes del orden y la autoridad después del repliegue de los romanos. Los líderes eclesiásticos locales usaron este poder para negociar con los nuevos señores germánicos una visión de una sociedad reformada, una sociedad basada en los principios cristianos. Entre los principios fundamentales estaba la integridad de la persona y su más inmediato punto de referencia la familia de esta persona. Los germanos trajeron a la Europa Occidental el concepto de clan, o de familia extensa de primos, tíos y abuelos. Era el clan el que controlaba la riqueza, administraba justicia y tomaba decisiones políticas y religiosas. En el clan la persona es una pequeña parte del todo, un medio para conseguir un fin. En el esquema eclesial la persona es una creación única de Dios y por lo tanto el fin en sí mismo, y la familia proveía los medios para promover y proteger esta persona única.

De parte del señor feudal, se comenzó a reconocer en el punto de vista eclesial sobre la familia nuclear un medio de consolidar su poder, cuando la unidad conyugal se veía como la unidad básica de la sociedad. El señor feudal se adjudicó los roles tradicionales del clan a través de la policía oficial y los cuerpos judiciales. La práctica nueva de las jóvenes parejas de crear su propio hogar fue de gran importancia entre las mujeres. En la extensa familia germánica o clan, la mujer de mayor edad dominaba a las demás. En la familia nuclear, aunque la esposa estuviera dominada por su esposo, ella controlaba su hogar y sus hijos. También, por el culto a Maria como madre de Dios, un concepto que desarrolló la Iglesia medieval, la imagen de Maria como cocreadora de la creación tomó fuerza sobre la anterior imagen dominante de una mujer como Eva o tentadora. Los nacimientos fueron signo de compartir la creación en lugar de sufrimiento por la culpa de Eva. Y finalmente, como fuerza centrípeta del hogar, las mujeres tuvieron un papel de integración en la familia nuclear como célula básica de la sociedad, y por ello llegar a integrarse mas fundamentalmente en la estructura de la sociedad medieval.

Al negociar el poder con los nuevos señores feudales, la Iglesia Católica comenzó a influenciar en la vida familiar, marital y actitudes sexuales de los Francos. Por ejemplo, en el sistema germánico todos los matrimonios eran arreglados para fortalecer al clan. Las mujeres no tenían voz en la escogencia de su compañero y en muchos casos la resistencia femenina en este arreglo, era precedida por la violación después de la ceremonia. La intervención de la Iglesia intenta proteger a la mujer especificando que ella debía dar su consentimiento a la aceptación de su esposo o su matrimonio no seria considerado válido a los ojos de la Iglesia.

También fue en la Edad Media que la Iglesia  realizó serios intentos para ser el protector del matrimonio. Aun cuando el matrimonio era un contrato civil los sacerdotes intentan añadir una bendición especial y fortalecer la idea de una ceremonia especial para el matrimonio.

En el 755 un consejo local de la Iglesia señaló que los matrimonios de laicos debieran ser públicos.

Para estabilizar el matrimonio la Iglesia comenzó a enfatizar en la monogamia y la permanencia. Un consejo eclesial Franco en el 789 señaló que el matrimonio es un sacramento indisoluble y condenaba la práctica del concubinato y del divorcio fácil. Aunque se esperaba la fidelidad de las mujeres hacia sus esposos la práctica de hombres que tenían muchas mujeres era común. Los aristócratas francos a menudo tenían concubinas. Hasta el tan cristiano rey, Carlomagno, tenía numerosas concubinas.

Sobre el divorcio, la Iglesia al principio, se limitó a dos puntos:

Adulterio flagrante de parte de la mujer o la impotencia de parte del hombre.

Pero durante el reinado del Emperador Luis, el Piadoso (814-840), la Iglesia estableció el derecho de prohibir el divorcio.

Entonces el hombre casado debía mantenerse con su esposa aunque fuera estéril, deforme, vieja, borracha, de malas compañías, lascivia, vana, egoísta, infiel, problemática o abusiva, porque según los padres de la Iglesia “cuando este hombre era libre, libremente se comprometió en matrimonio.”

Aunque estas leyes se establecieron en el Siglo IX, no fue hasta el Siglo XIII que la indisolubilidad del matrimonio fue aceptada totalmente por el pueblo y los nobles.

 

LA CEREMONIA MATRIMONIAL EN LA EDAD MEDIA

La ceremonia actual, o falta de ella, era un problema continuo para la Iglesia.

Muchas parejas de los pueblos no veían mas necesidad de un beso y una promesa. Lo que dejaba espacio para debatir la naturaleza del compromiso.

En el Siglo XII, Peter Lombard, un estudioso legal, luchó con el cuestionamiento de cómo se constituía un matrimonio legal y el Papa Alejandro a fines del Siglo XII impuso lo siguiente “un matrimonio válido se realizará con la fórmula en presente (Yo te acepto Juan. . .) o la fórmula en futuro (Yo te aceptaré Juan. . . una promesa indefinida) si luego esta se consumaba en el matrimonio.” El Cuarto Concilio Laterano en 1215 señalaba que el matrimonio debía ser público y la novia debía recibir una dote, pero no insistía en la presencia de testigos o de la Iglesia.

Las parejas del pueblo generalmente hacían sus votos en la puerta de la Iglesia, el lugar más público del pueblo. Aquí el sacerdote preguntaba si había algún impedimento, usualmente alguna relación familiar prohibida por la Iglesia. En esta era de ritos la Iglesia introdujo el anillo de bodas. El novio señalaba la dote que iba proveer a su esposa dándole como prueba el anillo y una pequeña suma para repartir entre los pobres. El anillo, de acuerdo a documentos del Siglo XIV, debía ser puesto en el cuarto dedo de la mujer como prueba de verdadero amor y afecto entre ellos, porque según decían los médicos “la mujer tiene una vena que sale directamente del corazón al cuarto dedo.”

Se intercambiaban las promesas (votos) y la pareja entraba en la iglesia para celebrar la misa nupcial.

La misa comenzaba con las siguientes palabras:

“Muy queridos amigos venimos en este momento en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para juntar, unir y combinar estas dos personas por el Santo Sacramento del Matrimonio con la misma santa dignidad que el sacerdocio. Este Sacramento del Matrimonio es de tal virtud y fortaleza que estas dos personas que ahora son dos cuerpos y dos almas durante su vida juntos serán un cuerpo y dos almas.”

La ceremonia usualmente continuaba con algún festejo en alguna casa o taberna.

A pesar de los intentos de la Iglesia por integrar la ceremonia nupcial a la liturgia y tener la ultima palabra en los matrimonios, muchas parejas hacían sus votos en cualquier lugar como tabernas, en el bosque y hasta en la cama. Estos eran conocidos como matrimonios clandestinos y eran una molestia para las cortes eclesiales. Les llegaban frecuentes denuncias de uno hacia el otro por romper los votos contraídos en esos matrimonios, como pueden imaginarse, los matrimonios clandestinos eran utilizados para seducir al otro.

El matrimonio clandestino continuó hasta la Reforma Protestante cuando la presencia de testigos en las bodas acabó con ello. El registro del pueblo también tiene antecedentes de multas por relaciones sexuales premaritales separados de las multas por tener hijos fuera del matrimonio. En todos estos casos solo la mujer era señalada y era ella la que debía pagar la multa.

A pesar de la multa, no era un estigma la relación prematrimonial y hasta hijas de familias renombradas figuraban entre las que pagaban las multas. A menudo, las mujeres comprometidas tenían relaciones prematrimoniales y quedaban embarazadas para probar su fertilidad.

Mas grave se consideraba en el pueblo el adulterio que amenazaba la estabilidad familiar. Las multas eran mas altas y eran recaudadas no solo por la corte de la Iglesia sino por los Señores feudales. Los divorcios (latin: divortium sinónimo de anulación) era un problema recurrente para la Iglesia entre la aristocracia que frecuentemente buscaba formas de disolver matrimonios estériles. Pero entre el pueblo el divorcio era poco utilizado. Cuando ello sucedía lo más común era por bigamia. Las parejas simplemente se separaban. Evadían legalizar esta separación en la corte eclesial por el costo involucrado.

El fin designado para el matrimonio, antes y ahora, es la procreación de hijos. En el castillo como en el pueblo, los hijos nacían en casa y eran atendidos por matronas. Los hombres eran excluidos de entrar en las recámaras. Los partos eran procedimientos muy peligrosos tanto para la madre como para la criatura. La criatura era preparada para bautizarse inmediatamente para evitar la muerte en pecado original. A falta de sacerdote uno de los presentes celebraba la ceremonia. Las palabras usadas son las mismas de hoy en día: “yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” El decir las palabras correctamente era de suma importancia. Si las palabras no se decían correctamente el bautizo no era válido. En una ocasión la criatura se estaba muriendo y la matrona en gran apuro gritó “Dios y San Juan bautizan esta criatura en carne y hueso.” Al llegar el sacerdote y escuchar la formula que ella usó la llamó incompetente y declaró que por su error se había perdido un alma. El sacerdote prohibió que la matrona recibiera niños en adelante.

En un parto normal la criatura era fajada, se llamaban a los padrinos y una pequeña procesión se dirigía a la Iglesia. La madre no estaba presente, de hecho ella no se aparecía  por la Iglesia por semanas hasta pasar por un ritual de purificación o cuarentena. Una práctica que permaneció en la Iglesia hasta por los años 1960.

Como en el matrimonio, la celebración bautismal se hacía en la entrada de la Iglesia. El sacerdote pone sal en la lengua de la criatura para exorcizar demonios y simbolizaba sabiduría, luego certificaba las credenciales de los padrinos y procedían hacia el interior de la Iglesia.

La criatura era sumergida en la fuente bautismal, la madrina lo secaba y lo vestía con el vestido bautismal, y el sacerdote lo ungía con el santo óleo. La ceremonia terminaba delante del altar donde los padrinos hacían la profesión de fe. Entonces el grupo de bautizo regresaba a la casa de los padres para la celebración y la entrega de regalos.

Con relación a los niños, había una presunción al hecho que 2/3 de los niños morían antes de cumplir 5 años, y los padres medievales mantenían una relación muy emotiva con los niños hasta pasada su peligrosa infancia. Recientes investigaciones en los reportes forenses de los pueblos sugieren que la presunción pudiera no ser cierta.

Un padre buscando a su hijo lo encuentra ahogado en un foso, “lo saca del agua, al no poder salvarlo se muere de pena.” Otro que su hijo fue alcanzado por un rayo en el campo se acercó corriendo y lo encontró tirado “lo tomó en sus brazos y lo llevó a casa pensando reavivarlo.” Una madre arrastró a su hijo fuera de un foso porque pensaba que podía salvarlo. Un padre cuyo hijo cayó en una alberca de molino se metió en ella tratando de salvarlo sin esperanzas. Y finalmente el caso de un hombre que murió defendiendo a su hija de una violación. Los sermones nos dan, también, una ojeada del amor paternal y maternal en la familia medieval.

Estos elementos nos dejan ver niños en la cuna cerca del fuego, niñas siguiendo a sus madres ayudándolas a cocinar, trayendo el agua, o recogiendo frutos, niños siguiendo a sus padres al campo o al molino, pescando o jugando con arcos y flechas.

En un sermón un sacerdote advierte a los padres que luego de corregir a su hijo recuerden que el niño no desea ningún mal al que los castigo. “Porque es normal que se corrija al niño, sin embargo luego del castigo, denle una muestra de cariño, de manera que olviden lo que le hayan hecho y él regrese corriendo a abrazarlos y besarlos.”

En una típica familia medieval: los niños juegan, los más grandes hacen quehaceres domésticos y los adolescentes aprenden las labores de adultos.

Al primer año de vida de un infante usualmente era dejado solo en el hogar mientras los padres laboraban en el campo. Los hijos mayores quedaban cuidando a los pequeños. Generalmente la niña. Aunque este descuido podría llevar a una tragedia no existen evidencias de infanticidio como había en la época antigua. Tanto en la era romana como en la germánica, el método mas común de control natal era el infanticidio o la simple exposición. La Iglesia desde la Edad Media combatió esta práctica. Para aquellos que sobrevivian la infancia tendrían una expectativa de vida de unos 40 años. A esa edad las personas ya eran consideradas viejas, si sobrevivían, les entregaban la tierra a sus hijos que se comprometian a cuidarlos por el resto de sus días cargando con los impuestos y los problemas legales.

 

LA FAMILIA EN EL RENACIMIENTO

A mediados del Siglo XV Europa entra en la época conocida como el Renacimiento, la Iglesia Católica establece su primado sobre la espiritualidad europea y a veces en el aspecto secular. La mezcla de lo sagrado con lo profano era mas aparente en la Italia renacentista. Y fueron los príncipes del Renacimiento junto a sus primos los que eran los Cardenales y Papas que iniciaron los cambios en la familia nuclear establecida por la Iglesia Medieval. Como sus dominios se extendieron, los grandes príncipes italianos se apropiaron la idea del clan germánico para su provecho y lo enlazaron con el inherente patriarcado de la familia nuclear. De esta forma los príncipes italianos crearon la extensa familia nuclear con un patriarca a la cabeza. Ya sea que el clan fuera algo democrático el nuevo híbrido no tenía ninguna relación. El patriarca tenía poder absoluto sobre toda la familia y en muchos casos se extendía sobre cuadras y a veces a grandes áreas y hasta la ciudad. Los lazos familiares daban un gran sentido de seguridad en un mundo peligroso y violento. La venganza italiana (vendetta) tuvo sus orígenes en la Italia del Renacimiento, la vendetta aseguraba que cualquier atentado contra uno de sus miembros era contra toda la familia.

Para mantener la familia, cuidadosa atención se le daba a los matrimonios que eran arreglados por los padres para fortalecer los negocios y los lazos familiares. Los detalles se hacían mucho antes, a veces cuando los niños tendrían dos o tres años de edad. Estos matrimonios eran reforzados por contratos legales de compromiso de matrimonio.

Los aspectos importantes de estos contratos incluían la suma de la dote (una cantidad monetaria dada por la familia de la mujer al esposo después del matrimonio). La dote podía determinar el escalamiento social, y eran tan importantes que organizaciones de caridad se formaban para proveer de ellas a las niñas pobres.

El padre del esposo era el centro de la familia italiana. Él daba su nombre, era responsable de los asuntos legales, el manejo de los negocios y de las decisiones cruciales determinantes en la vida de los niños. La autoridad paterna sobre los hijos era absoluta hasta su muerte o hasta la libertad formal de sus hijos.

En la Italia renacentista, los niños no eran adultos a cierta edad, esto sucedía cuando el padre iba ante un juez y formalmente lo emancipaba. La edad de emancipación era alrededor de los veinte años. Las esposas se encargaban de los quehaceres del hogar lo que les daba cierto grado de autonomía en su vida cotidiana. Muchas entendían que su función primaria era la de tener hijos. Las mujeres de clase alta estaban casi siempre en estado y muchas mujeres nobles tenían hijos cada año. Alexandra Strozzi de Florencia, mujer de clase alta, casada a los 16 años, tuvo 8 hijos en los siguientes 10 años. Las mujeres pobres no tenían tantos niños porque alimentaban a sus propios hijos.

Dar a luz en la Italia renacentista era una ocasión de temor. El 10% de las mujeres que daban a luz morían en el proceso. Un mercader florentino, Gregorio Dati, perdió a 3 de sus 4 esposas en el parto. Su tercera esposa murió en el parto después de tener 11 hijos en 15 años. Las que sobrevivían a menudo encaraban la muerte de sus hijos. En el Siglo XV en Florencia, 50% de los hijos nacidos de un mercader de clase media, murieron antes de cumplir los 20 años.

La época del Renacimiento marcó un cambio significativo en el diseño de la familia nuclear medieval. El establecimiento de la visión de la Iglesia de la familia nuclear de la Edad Media fue testigo de una asociación, aunque pequeña, entre el marido y la esposa que comparten el control de su hogar y de los que viven en ella. Esta idea fue cambiada por los príncipes del Renacimiento que establecieron el dominante patriarcado. Existen símbolos en la Iglesia que documentan esta revolución masculina. Pensemos en símbolos medievales.

Maria es la figura dominante de la Iglesia medieval, pensemos en la Catedral de Notre Dame, o la Catedral de Chartres en que Maria es reina. En contraposición tenemos la Capilla Sixtina de la Italia renacentista, donde Dios mirando desde arriba controla todo.

 

LA REFORMA Y LA FAMILIA

El concepto medieval de familia sufrió grandes cambios durante la Reforma. Tanto los clérigos católicos como protestantes predicaban por una visión positiva en las relaciones familiares. Los protestantes estaban muy interesados en el desarrollo de nuevas ideas para la familia. Los protestantes llevaron la familia a ser el centro de la sociedad cristiana. Como el protestantismo eliminó la idea de la santidad especial del celibato aboliendo tanto el monasticismo como el celibato clerical la familia pudo ser el centro de la vida humana y fue exaltada la novedad del amor mutuo entre los esposos.

Sin embargo los viejos hábitos eran difíciles de erradicar hasta Lutero mencionó que el papel principal de la mujer era complacer a su esposo y ser sierva obediente. Lutero decía “La ley se mantiene para los esposos, la esposa debe obedecerlo por mandato de Dios. Él gobierna la casa, las propiedades, salarios, defiende las posesiones hasta la tierra, construcciones y plantas. Por otro lado, la mujer es como el clavo en la pared. . . por lo que la mujer debe permanecer en el hogar y ver todo lo relacionado con los asuntos domésticos como alguien excluido de la habilidad de administrar aquellos asuntos de fuera y que concierne al estado.” El otro papel de la mujer, por supuesto, era tener los hijos.

Sin embargo, al animar a hombres y mujeres a leer la Biblia juntos, los protestantes ayudaron al avance de la educación de la mujer. Mas el avance del protestantismo puede verse como un atraso en la liberación de la mujer, ya que los protestantes quitaron los Conventos, el medio como las mujeres podían seguir una vida independiente económicamente.

 

LA FAMILIA Y EL MATRIMONIO EN EL SIGLO XVIII

A lo largo del Renacimiento y la Reforma y llegando a la edad moderna, la Familia era el corazón de la organización social europea. Para la mayor parte de las personas se pensaba en la familia en términos tradicionales, esto es una institución patriarcal donde el esposo dominaba a la esposa y a los hijos.

Los padres, especialmente los hombres de clase media o alta, escogían a sus parejas basados en los mejores intereses familiares.

 

LAS ACTITUDES HACIA LOS NIÑOS CAMBIAN EN EL SIGLO XVIII

Al inicio del Siglo XVIII prevalecían las actitudes tradicionales hacia los niños pero luego en el transcurso de este siglo estas actitudes sufrieron cambios radicales. Esto fue debido a  la influencia de los Iluminados. La infancia comenzó a verse como una fase del desarrollo humano. Por ejemplo, los niños comenzaron a ser vestidos como niños de una manera mas cómoda y suelta permitiéndoles mas libertad de movimientos. Antes los vestían como pequeños adultos. Se comenzó a ver tiendas con ropas para niños. La primogenitura también sufrió ataques con la nueva idea que todos los hijos en la familia debían ser tratados como iguales tomó fuerza. En Inglaterra aparecieron juegos y juguetes específicamente para niños. Los rompecabezas fueron inventados en 1760 y los libros para niños aparecieron al mismo tiempo. Sin embargo estos cambios sucedían principalmente en la clase media y alta y no alcanzaba al pueblo.

Para la clase pobre eran tiempos difíciles. Eran considerados como otra boca que alimentar y el infanticidio aumentó y las casas cunas se sobre poblaron. A pesar que era considerado un crimen con pena de muerte el infanticidio continuaba siendo una solución al problema de tener muchos niños. La otra alternativa fueron las casas cunas que era la caridad favorita de los ricos.

Un historiador estima que alrededor de 1770 un tercio de los niños que nacían en París eran enviados a casas cunas. Estas casas no estaban preparadas para atender muchos niños y la rata de mortalidad era cerca del 90%, en otras palabras eran un medio de infanticidio legitimado.

Muchas jóvenes parejas del Siglo XVIII iniciaban su hogar una vez casados y la familia nuclear establecida en la edad media continuaba siendo representada como patrón normal de vida. Para poder formar sus propios hogares, hombres y mujeres se casaban bien pasados los 20 años, los hombres entre los 27 y 28 y las mujeres entre los 25 y 26.

En la clase trabajadora ya fueran campesinos o urbanos, la contribución de la mujer y de los niños era esencial para la sobrevivencia familiar.

Los niños se alquilaban como sirvientes o trabajadores del campo. Las mujeres trabajaban como costureras o ayudaban a sus esposos en su oficio. La línea que separaba la pobreza y la desvastada vida de precarista era bien delgada. Y las familias eran reducidas porque la vida en las calles traía enfermedades o la repentina e inesperada muerte.

 

LA FAMILIA Y LA REVOLUCION INDUSTRIAL DEL SIGLO XIX

La temprana revolución industrial que puso hombres en fabricas haciendo un trabajo arduo por  una paga y dejando a las mujeres en casa haciendo una ardua labor sin paga, cristalizo roles definidos por los genes.

Los roles definidos por los genes existieron en el pasado pero nunca fueron tan sólidos como en la temprana época industrial. En la temprana época moderna las mujeres eran socios económicos en los oficios de sus esposos, o trabajaban junto a ellos en el campo, o como abadesas gobernaban en los conventos, o como en los casos de España e Inglaterra gobernaban esos imperios. Sin embargo al principio del Siglo XIX, la igualdad como debe ser entendida no existía, las mujeres, como resultado de la revolución industrial, era económicamente dependiente, legalmente inferior y su papel social estaba en los oficios domésticos.

Consecuentemente, a lo largo del Siglo XIX, el matrimonio era visto como la única honorable y posible carrera para la mayoría de las mujeres.

El surgimiento de la nueva clase media glorificó el ideal de la labor domestica, y el matrimonio para las mujeres fue una necesidad económica. La falta de trabajos significativos y la baja paga para las mujeres les dificultaba un salario suficiente para su sostenimiento.

Muchas mujeres que no podían conseguir esposo se colocaban como trabajadora doméstica. Como muchas mujeres escogían casarse en esta época los matrimonios aumentaron drásticamente. A pesar del aumento de matrimonios, los nacimientos disminuyeron y un importante factor de la evolución moderna dio inicio, la disminución de la rata de nacimientos.

Aunque los métodos de control natal se iniciaban (los preservativos, aunque disponibles desde 1840, no eran muy usados sino hasta después de la I Guerra Mundial) la rata de nacimientos declinó radicalmente. Los historiadores debatían sobre los métodos anticonceptivos usados. Algunos pensaban que era debido al muy usado “coito interrupto”, otros sostienen que las mujeres usaban el aborto y el infanticidio para regular el número de niños.

En 1882, la primera clínica de planificación familiar se inició en Ámsterdam basado en la idea de reducir la pobreza entre la clase pobre.

Aunque las clínicas fueron establecidas para dar información a los pobres, fue la clase alta y media las que la usaron mas efectivamente.

 

EL DESARROLLO INDUSTRIAL Y LA ÉPOCA DE LAS FAMILIAS DE CLASE MEDIA

La familia era la institución central en la vida de la clase media en el Siglo XIX, era el refugio del hombre del áspero mundo de las fábricas, el humo y los negocios rudos. Los hombres proveían el sustento mientras las mujeres se enfocaban en la creatividad de hacer cómodo el hogar y la atención a los niños. El uso de servicio doméstico reducía el tiempo que las mujeres dedicaban a las actividades del hogar. Las madres dedicaban mas tiempo al cuidado de los niños y daban mas descanso y tranquilidad a sus esposos. Las familias de clase media adoptaban el ideal de unidad. Los victorianos crearon la Navidad en familia, La celebración de Navidad, prohibida en muchos países protestantes y en ciudades como Boston y Filadelfia, y en muchos lugares no era mas que una semana de borrachera para los empleados de las fábricas, de vacaciones, en estas frías y oscuras semanas del año.

En los EE.UU.; el 4 de julio cambió para ser un tiempo de comida familiar en vez de las borracheras de décadas anteriores.

Una tendencia que dió inicio en el siglo anterior y continuó dando un nuevo énfasis en la atención y educación de los niños. La actitud que prevalecía en la clase media era que la infancia era una etapa muy importante en la formación y determinante en la vida futura de la persona. Juegos especialmente para niños y la producción masiva de muñecas dieron inicio así como libros para la educación de niños.

 

FAMILIAS DE CLASE TRABAJADORA

Las mujeres de familias de la clase trabajadora vivían diferente. Trabajar duro era la norma para toda la familia. Para los niños la infancia terminaba a los 8 o 9 años cuando se hacían aprendices o enviados a trabajar en labores menores. Para los fines de siglo, sin embargo, los salarios de la clase trabajadora aumentaron lo suficiente para darse ciertas comodidades y permitió a las mujeres quedarse en casa y la clase baja comenzó a imitar ciertos valores familiares de la clase media.

Podríamos decir que al principio del Siglo XX fue el punto mas alto del ideal de familia nuclear de la clase media.

 

FAMILIAS DEL SIGLO XX Y LA SOCIEDAD PERMISIVA

Después de la I Guerra Mundial, los rígidos códigos de comportamiento y morales del Siglo XIX comenzaron a debilitarse y en la posguerra la permisividad era el término mas usado para describir la sociedad. En 1920 el experimentar con drogas, la pornografía cruda, la libertad sexual, el automóvil y Freud, todo esto da comienzo a nuevas ideas sobre el amor, el sexo y el matrimonio. Lo que se inició después de la I Guerra Mundial se aceleró luego de la II Guerra Mundial. Suecia lideró la llamada revolución sexual de los años 60 y el resto de Europa y EE.UU. rápidamente lo siguieron.

La entrada de la píldora anticonceptiva les dio a las personas mayor libertad en su comportamiento sexual y las películas y los libros tomaron esta libertad para crear presentaciones sexuales explicitas antes prohibidas. Los antes leales y obedientes feligreses católicos comenzaron a cuestionar la infalibilidad del Papa cuando se refería a temas del sexo marital. Las nuevas normas eran evidentes en el resquebrajamiento familiar. La rata de divorcio aumentó radicalmente de 1 de cada 4 en los ´60 a 1 de 2 para los ´80. A mediados de siglo el significado de familia comenzó a nublarse y su significado era usado para cualquier grupo humano que vivían o trabajaban juntos. A fines de ´60 una popular canción de rock titulada “Somos Familia” decía poco sobre la tradicional familia nuclear.

Para mediados del Siglo XX, la revolución industrial que en sus inicios dejó de lado económicamente a las mujeres, comenzó a darles nuevas oportunidades. Después de la II Guerra Mundial las mujeres encontraron nuevas expresiones de libertad que no iban a rendirlas. Cuando Betty Friedan publicó la Mística Femenina en 1963 dio inicio a un movimiento que estaba desde antes en las mentes de las mujeres. Friedan decía “El problema, que no tiene nombre, es simplemente el hecho que a las mujeres norteamericanas se les ha negado crecer a su total capacidad humana lo que les causa gran daño a su salud física y mental, mayor que cualquier otra enfermedad conocida.

A mediados del Siglo XX, la precisa moral que los antecesores del Siglo XIX habían armado comenzó a deshacerse. Henry Adams, historiador de Harvard del Siglo XIX predijo con cierta exactitud el problema central del Siglo XX y ahora del Siglo XXI.

Una tarde de 1893, Adams visitaba la Feria Mundial en Chicago. Una de las grandes atracciones de la feria era La Gran Vía Iluminada, una ancha calle que era iluminada en la noche con la nueva invención, la lámpara incandescente. Esta explosión de luz fue posible con la construcción de un dínamo eléctrico construido en las inmediaciones del área. Adams se sentó al lado del dínamo para contemplar su poder mientras giraba silenciosamente. Para Adams, el historiador, cada época es definida por la fuerza que la impulsa. Él reconoció que la fuerza que impulsaría este nuevo siglo era el dínamo. Comparó esta fuerza con la fuerza que impulsó el Siglo XIII, la Virgen Maria. Hizo notar que Maria fue una de la más poderosa fuerza centrípeta (hacia dentro) que Europa haya experimentado. Esta fuerza que atrajo muchas personas era la responsable de las grandes catedrales europeas, la unificación de los poblados, las 4/5 partes del arte mundial y comenzó a cuestionarse hasta donde la nueva fuerza sería capaz de impulsar la historia. Se preguntaba si el dínamo sería esa fuerza tan creativa como lo fue la Virgen en su época. Lo dudaba. Principalmente decía que el dínamo es una fuerza centrifuga (hacia fuera) que expele energía hacia fuera. Se lamentaba pensando en el nuevo siglo, porque debido a esta energía este siglo sería de fragmentación en vez de unificación.

Esta fragmentación se ha acelerado porque estaba acompañada por un vacío espiritual. Uno de los subproductos de esta gran revolución industrial en el último siglo y medio, es el ascenso de la burguesía, su cultura y sus valores. Esos valores enfatizaban lo material sobre lo espiritual. Por ejemplo, mientras la burguesía imponía sus valores en la familia nuclear del Siglo XIX, el papel de la familia nuclear proveía comodidad material y doméstica mas no espiritual. La burguesía solo pensaba en términos de progresos materiales, el tiempo era la novedad, el tiempo es dinero, nuevos medios de ahorrar tiempo eran constantemente puestos en acción. Nadie pensaba en la cantidad de tiempo que se trabajaba para introducir los nuevos medios de ahorrar tiempo. Los que crecimos en los ´50 y ´60 recordaremos la veneración al ahorro de tiempo. Un ejecutivo decía “En la G.E. nuestro más importante producto es el progreso.” Se soñaba con un mundo donde robots harían nuestro trabajo, tendríamos vacaciones en la Luna, viajaríamos con propulsores en nuestras espaldas, sería un maravilloso mundo futuro. Como todos los mitos nos reconfortaba, mantenía la comunidad por mientras, pero como todos los mitos se deshacía en una cruda realidad. La fe en el progreso científico, tecnológico y material nos trajo muchas cosas maravillosas pero también nos trajo la posibilidad de una aniquilación nuclear, el ataque al ambiente natural como nunca antes visto. Nuestros hijos no entraron en este mito.

Aunque ellos encontraban dificultad para verbalizar sus sentimientos, escuchaban música, miraban a sus héroes, cosas que no los hicieron felices. Aunque en su momento no lo admitieron, ellos preferían tener a sus padres para conversar en vez de que trabajaran sobretiempo para comprar mas cosas. Si les dieran a escoger, ciertamente escogerían la unidad de la familia nuclear sobre la fragmentación de la sociedad moderna. Verían, incuestionablemente, lo que el progreso material ha hecho al ambiente, a sus familias, a ellos mismos. Aun hoy en día muchos niños sufren ese vacío espiritual. Los jóvenes forman parte de una cultura de muerte. Una nueva época oscura donde el futuro no se ve como una mejora del pasado.

En esta época oscura, nosotros como padres cristianos debemos inyectar vida nueva al espíritu. Así, como la Iglesia resucitó en la época oscura del Siglo IX con un nuevo concepto de familia, debemos nosotros recorrer nuevamente ese camino.

 

PENSAMIENTO FINAL

Aquí es donde muchos historiadores terminamos. Nos agrada hablar del pasado, aun lo sucedido solo ayer. Pero no nos detendremos. La Historia no puede ser usada para predecir el futuro, pero la Historia puede ser usada para hacer un futuro mejor. Sé que esta es una conferencia internacional y tenemos representantes de muchas naciones. Me disculpo por mi visión centroeuropea que he presentado, pero en Europa es donde está la historia de la Iglesia. Además, yo creo que la historia de la que he hablado está terminando y la Iglesia Católica esta verdaderamente llegando a ser una iglesia universal y que el futuro no es Europa, esa época terminó. Yo pienso que la Iglesia está ahora en manos de África,  Suramérica y los países del Pacífico. A todos ellos les digo, nuestra época de liderazgo concluyó, hicimos lo mejor que pudimos, es su turno ahora, les deseamos que lo hagan mejor.

Además, el matrimonio es un fenómeno universal y es posible que el modelo europeo que hemos hablado les pueda dar algunas ideas que trascienda naciones y culturas. Me gustaría terminar con algunas conclusiones como resultado de esta jornada a través de la historia de la familia occidental.

Como dije anteriormente, como historiador difícilmente me aventuro a hablar del futuro y nunca me atrevería a decirles a personas de otra cultura lo que deberían hacer, por lo que limitaré mis sugerencias a mis conocidos europeos y norteamericanos.

Primero que todo, soy optimista tanto para el futuro de la familia como su habilidad para fortalecer nuestro espíritu en un mundo material. A lo largo de todas las épocas, de todas las influencias externas y cambios, el matrimonio permanece como el hilo común de la humanidad que está presente en los patrones de nuestro pasado. La época actual que estamos viviendo, o sea la época de la burguesía, pretende celebrar el “individualismo acérrimo”. Pero el matrimonio ha sobrevivido debido a un acuerdo no escrito y es que a pesar de la persuasiva mitología burguesa, somos seres comunitarios y que la expresión básica de ese anhelo comunitario es la familia. Por eso tengo una gran esperanza en el mejoramiento de la humanidad y fe que el instrumento de esa mejora es la familia.

Segundo, la historia nos dice que debemos iniciar la idea que el matrimonio es una sociedad. El orden patriarcal establecido durante el Renacimiento ha muerto. El movimiento feminista iniciado el siglo pasado tuvo su derecho al iniciarse. Se vieron como cocreadoras, creían que como socias de esta nueva visión, las mujeres podían humanizar los lugares de trabajo. Su meta no era mas que la redención de la masculina cultura burguesa.

Pero como decía el filósofo Nicholas Berdyaev, la burguesía nunca ataca, absorbe todo lo que le es hostil. El movimiento feminista fue adoptado por la burguesía y pronto cayeron en los mismos comportamientos que su contraparte masculina. La primera generación de feministas veían a todas las mujeres, sin exclusión, como una clase explotada. En la época actual, las mujeres de clase media han llevado a las mujeres del tercer mundo a un nuevo tipo de explotación para que cuiden de sus hijos y mantener sus hogares. El capitalismo internacional y el mercado mundial están haciendo su magia y cada año cientos de miles de mujeres pobres entran ilegalmente al país buscando una oportunidad para mejorar sus vidas y terminan trabajando por un salario bajo, sin beneficios sociales, cuidando niños de la clase media y alta.

Del otro lado, esta nueva explotación a resuelto los cuestionamientos claves de la primera generación de familias liberadas. Y todos aquellos que han pasado por esta época conoce bien estas preguntas: “¿Quién va hacer la cama? ¿Quién va lavar la ropa? ¿Quién va hacer el mercado? ¿A quien le toca llevar a los niños a la escuela?”

La explotación de las mujeres del tercer mundo ha creado otro dilema más profundo que las familias cristianas deben resolver, esto ha acelerado la declinación de la espiritualidad que debe ser el centro de la familia nuclear. La historia nos enseña que nadie puede esclavizar a otro, no importa cuan benigno sea, sin perder algo de su propia libertad espiritual. Mas aun, madres y padres no deben renunciar a sus derechos y obligaciones como centro espiritual de sus familias a otra persona. No existe la nana o el servidor doméstico en el mundo que no haya recibido alguna medida del amor que un niño a negado a sus padres. Ahora, la madre de la clase trabajadora profesional, heredera de las ideas de Betty Freidan sobre la prisión doméstica y la alegría ofrecida por el trabajo, está oprimida por el sentido de culpabilidad por su decisión de seguir trabajando. Si duda de este comentario, la próxima vez que esté en la línea del supermercado, hojee alguna de las revistas para mujeres que se encuentran al lado de las cajas que sagazmente tienen puestas y vean los temas que contienen para tratar las ansiedades y sentimientos de culpabilidad de las madres trabajadoras. La familia cristiana debe estar al tanto de ello y trabajar para aliviar el problema. Paguen a su empleada el salario justo, paguen su seguridad social. Legalicen su permanencia.

Tercera en mi lista de sugerencias y siempre una prioridad en lo concerniente a la vida de la familia cristiana, es el tema de control de la natalidad y el aborto. Espero que lo señalado esta tarde no sea un problema nuevo. Siempre ha estado entre nosotros. La solución de la jerarquía ha sido siempre, condenación. Dejen que la jerarquía moralice sobre esos puntos, pero nosotros como familias cristianas debemos ir mas allá. Debemos pensar como usar nuestras parroquias y escuelas, instituciones que apoyamos, para promover la adopción, orfanatos y dar alternativas de vida a la cultura de la muerte a la que todos contribuimos.

Cuarto, debemos reconocer que estamos criando una generación de niños que tienen habilidades maravillosas, que tienen todo lo material imaginable pero que están espiritualmente vacíos. La espiritualidad comienza en el hogar. Es allí donde se nutre el alma. Muy a menudo nuestros hijos son criados por los maestros, el entrenador de deportes, la instructora de piano o ballet.

Tengo curiosidad por conocer si les preguntáramos a nuestros hijos, si preferirían tener una cena familiar con sus padres o ir al juego, al ballet o a las clases de piano. Claro que esas actividades son buenas, pero nos acabamos en un trabajo continuo para darle lo mejor a nuestros hijos. Cuando en realidad lo mejor viene de nosotros mismos. Eso es seguridad, sabiduría y la paz espiritual de un hogar tranquilo.

Finalmente sobre el tema de los niños, las familias cristianas deben enviar a sus hijos a las escuelas públicas. Las escuelas están en crisis, necesitan apoyo a su dirigencia y compasión que solo las familias cristianas pueden darles. Las escuelas católicas en los EE.UU. sirvieron para un maravilloso fin en el último siglo, sirvieron como vehículo en el que una gran porción de los habitantes fueran educados e integrados a una más amplia sociedad secular. Las escuelas católicas tuvieron éxito en esa misión y consecuentemente, a excepción de las escuelas que valerosamente sobrevivieron en lo profundo de las ciudades, son ahora mayoritariamente exclusivas escuelas privadas que roban a las escuelas públicas de buenas mentes y de padres comprometidos.

Existen además otros profundos problemas sociales creados por una sociedad que vive en un vacío espiritual. Yo solo he escarbado la superficie. Cada uno de Ustedes probablemente tendrá una lista mejor. Pero mientras piensan en su propia lista de retos, busquen dentro de Ustedes sus propias tradiciones. Las soluciones están ahí. Es tiempo, como decía Peter Maurin, de construir lo nuevo sobre el viejo cascarón. Así, como la Iglesia Medieval construyó la nueva sociedad de las cenizas de la depravada espiritualidad del Imperio Romano, la familia cristiana tiene el reto de crear una nueva visión para el vacío espiritual burgués de la época actual.

Es todo lo que tenía que decirles. Espero que esta base histórica de la familia y sus orígenes les dé una mayor perspectiva para llevar adelante el gran trabajo que tienen ante Ustedes.

Gracias.